Obra de Edvard Munch
Qué buen insomnio
si me desvelo sobre tu cuerpo.
Mario Benedetti
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Llovida
del cielo.
Vuelves
de su boca
y
la noche ya no está,
y
el neón de los semáforos
se
torna en color deseo,
y
la brisa que te roza
sabe
a caricias
que
quieres apretar
como
apretaste antes
la
blancura impoluta
de
sus brazos,
la
dulzura sin límites...
*****
Paseas,
y
tus hormonas
vienen
conmigo
a
golpe de abrazo.
*****
Tentado
a aventurar el otoño
se
retuerce el mes
antaño
viajero
con
ganas de quedarse.
*****
Pausado
es
tan intenso el anhelo
que
espero el caer de la noche
sobre
las calles
para
que nos griten
los
transeúntes más trasnochados
aquello
de
¡iros
a un hotel!
*****
Quédate
ahora
que
la ropa duerme
sobre
el piso,
quédate
junto a mí
pegada
al sofá
esperando
otra propuesta.
Hagámonos
los sucios
de
inmediato,
tiremos
este calor
por
la ventana,
rodemos
entre sábanas perdidas.
Digamos
sí
al
cuerpo a cuerpo.