jueves, 31 de marzo de 2011

De trancas, de barrancas


"Hay una calle que lleva tu nombre,
                                               pero no me acuerdo..."

Quique González 





Yo lo entiendo todo:
las razones de lo incompleto,
las vidas ajenas,
las prioridades,
el tener que irse a dormir,
el regusto añejo del recuerdo,
el vacío...
Todo,
menos las querencias y los sueños
que me poseen sin remedio.




Gente equivocada
se pasea a mi alrededor,
me desentienden de todo sentido,
y me dejo clavar puñales de estupidez
uno tras otro,
tantos que ya no sé
si la razón la llevan ellos o yo,
si la cordura la he perdido yo con mi universo
o todos los demás con sus pies
en el suelo pero con tanta mierda...


Y nos encontramos en el aire
de esta terraza-jaula
carantoñeándonos,
unidos otra vez,
expurgando las pieles
como dos pequeños pájaros.



Con la frente más alta
y menos marchita,
con otra dureza,
con el halo del lobo de la estepa
perdido por calles de nadie,
pero con los mismos andares de mi memoria.
Diferentes tus maneras
pero tan dulce como antaño,
denotas otra pasta,
nuevos muros,
la soledad de quien se sabe en las alturas,
desencantada del amor y del azar...
Pero me ha encantado dormir contigo.
Dormir contigo ha sido
saborear escenas de otro tiempo,
de ruidos exteriores,
de listas de reproducción
que duraban la noche y el día...
Ha sido volver a tener tu olor
mientras seguíamos alimentando
esa extraña castidad
que un día creamos juntos.
He dormido mal, pero contigo;
he soñado peor, pero contigo,
y para mí es suficiente
si te has sentido a mi lado
refugiada de todas las tormentas.


Pianos de Brasil
me evaden y envuelven
ante un amor sin luz propia.
Devaneos conmigo mismo
se hacen fuertes por momentos,
ratos de amargor reaparecen
y funden las luces recién puestas
de mi guía interior.
Busco quien me atienda
sabiendo que nadie iba a comprender
los sinsabores del laberinto
al que acudo con demasiada frecuencia.
Quiero llamarte pero no puedo,
quiero que me arropes pero no debes,
así que la puerta sigue cerrada
y no vas a volver a cruzarla,
ya no más...

Te equivocaste,
compañero del norte,
no es un pincel
lo que me gusta sostener,
sino este ordenador personal
como vía de expresión
y desahogo de emociones primitivas
en la eternidad de la noche.


Ganso del Invierno

sábado, 26 de marzo de 2011

Futurometría


"Asesinato del amor", Manolo Millares




Vienes,
con el estruendo progresivo,
poco a poco y de repente.


Vienes,
y abro los ojos a ventanas
cerradas a cal y canto
que no dejan traspasar la claridad.

Vienes,
con jaquecas que se expresan
en ideas de suicidios figurados
al caer un día más.

Vienes,
y no quiero
pero vienes,
cómo el jarro de agua fría
que me impide lucidar...






Los viajes por Europa
siempre son reductos bien recibidos
como alimento del espíritu.
Aventura,
desaliño,
hambre,
inciertas cualidades
que me hacen superar y encauzarme,
gritar al mundo a quieta voz
lo que en realidad somos,
lo que queremos,
el sentido de la vida.




La fugacidad.
Todo ha desaparecido.
Llevados por la necesidad y el deseo,
entré en ti,
entraste en mi,
y nos aplastaron las ganas
al cabo de novecientas ochenta horas...



Hoy estoy Nacho Vegas,
con la peluca y las gafas de sol
sentado a la calle,
de luto por penitencia obsesiva.

Hoy estoy Nacho Vegas,
con la mirada puesta adentro,
cansado pero despierto
a un océano de preguntas.

Hoy soy tú, Nacho Vegas,
cantando de voz en grito
canciones que derivan por los puertos,
soñando en azul oscuro y casi negro.


GDI