lunes, 30 de enero de 2012

La Bohème


Obra de Rigel Sauri

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¡La bohème, la bohème!
¡Nunca detengamos este rodar nuestro
de vino, palabra y color!
El sol se sienta con gozo
a tomar café,
encontramos a la luna
sonriendo entre las sábanas
al despertar,
vivimos embriagados
de licor de pensamiento,
de delirios de arte
y figuras del ayer...
¡Bohème!
No dejes de enseñar
a estos locos (re)cuerdos
de bajas miras y altas pasiones
cómo evadir este teatro
que funciona es disfunción
a base de destruir
las más hermosas quimeras.
¡Bohème,
que quede claro!
La verdad está de este lado,
las vendas ya cayeron
y no pienso perderme
un sólo brindis
si no es para enfundarme
el último traje...

*****
Calla,
deja de rumiar.
¿No escuchas el vacío?
¿Esta sinfonía de silencios prietos?
¿El heat of the night de los insomnes?
Imagina esas parejas en camas de neón,
las estampas televisivas con crápulas de sofá,
luces azules peleando contra las ventanas
y todas las postales alevosas
a las que un hombre y su almohada
se abandonan cuando el sueño dice adiós.

*****

Tú,
apretada contra mí,
parecías tan feliz
en la placidez de tus sueños,
lejos del mundo
que tanto discutimos hace rato,
con mis brazos encerrándote
bajo luz menguante...
Yo,
junto a tu cuerpo crecido
en mi nebulosa de calor,
aspiraba los pentagramas del aire
paladeando tus manos
con la misma intensidad
con la que el lápiz de Morfeo
dibujaba en nuestra piel
a dos tangueros.

*****
 
¿Tieneh un sigarro?
¿Tieneh un sigarro?
¿Tieneh un sigarro?
El antilirismo diario,
tortura en los oídos del viandante
en esta Sevilla de intramuros;
la guerra por el tabaco
es la más encarnecida
de todas las guerras,
sacamos los tanques por inhalar
caladas de humo azul
como piezas de un limbo
fugaz y mezquino
que nos hace adictos
a sufrir placer.

 

martes, 24 de enero de 2012

Sur


 Obra de V. Van Gogh



"...pero aquí abajo abajo
cada uno en su escondite
hay hombres y mujeres
que saben a qué asirse
aprovechando el sol
y también los eclipses
apartando lo inútil
y usando lo que sirve
con su fe veterana
el Sur también existe..."

M. Benedetti

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Sur,
que enamora al mundo.

Sur.
Tascas que hacen esquina,
camisetas a secar,
cultura de calle,
pantalla celeste sobre mi cabeza.
Sur.
Sol encantador
de carácter expansivo,
rey del silencio
cuando cae la noche
embriagada de perfumes.
Sur.
Paseo de estrellas,
siglos de historia,
música en el aire,
¡si los naranjos hablasen!
Sur.
Mujeres morenas
de vivos ojos
tan fuertes y tan débiles
como caricias en el ánimo
cuando más se necesitan.
Sur.
Chambaos naturistas
junto a las rocas,
escondidas playas
donde arribar mi pasión.
Sur.
Guitarra callada
sobre el empedrado,
violines lejanos
en las arquerías,
flores en el cabello,
luz de las conciencias.

Y guasa
y colores
y besos...
Y sur,
dueño y señor de las artes,
consejero y creador,
padre y madre de todos.








viernes, 20 de enero de 2012

Fragmentos/Bandoneón


Obra de Ricardo Carpani

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Al recoger mi sombrero
siempre me ocupo de dejar
fragmentos de mí
en cada rincón de la guarida,
impregno cada centímetro de su piel
con esencias de locura
y pecados de cariño.
Tierno y vulnerable,
aun siendo efímero el tiempo
no deja de ser mi corazón
una baraja a repartir
en el juego maravilloso
del pequeño amor...
Si se gana o se pierde esta mano
depende no más
que de saber cuáles asoman
boca arriba o boca abajo
sobre el tapete de lo que vivimos.

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Negro bandoneón,
noche eterna junto a ti.
 
Vestida de negro elegante
paseando en el exilio
por esta ciudad porteña
te veo bailar desde lejos
con astuta prudencia.
Pronto nos queda claro
que tu habitación sufre de insomnio,
y me dispongo a sentir
tu cadencia sobre el lecho del placer
a ritmo de otra milonga.
¡Dejemos correr la pasión,
creemos ríos lascivos,
que el verbo se haga carne al fin,
que el fin no llegue nunca!
Ruta poética,
sabes a idealismo,
a isla griega,
a tacto dulce y voz callada...
 
Negro bandoneón
abrigando tus respuestas,
noche eterna junto a ti
refugiándote del frío.



lunes, 16 de enero de 2012

Confesión / Sinfonía de lluvia



Obra de Leonid Afremov

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Confieso que no entiendo
las manillas del reloj,
que no sé vivir
más que de una manera,
que el silencio todavía
me guarda rencor.

Confieso que soy máscara,
juez y parte,
escudo tras escudo
cuando hablamos de sufrir,
que me muero por tener
algo contigo
pero lo juzgo imposible,
que el secreto está en la acción
pero no sé reaccionar.
 
Confieso que apegarme a un nosotros
aborta mi propio embrión,
que la ciudad se va hundiendo
y amenaza con pasarme
su rodillo de hastío,
que ya conozco la mentira
de abrazar tus aromas.
 
Confieso el miedo
y el tormento,
la risa y la evasión,
confieso que me encanta
observar, escuchar, seducir,
el papel de principiante
en ciencias del valor.


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Espesa se expresa
la sinfonía de este domingo,
inerte lluvia sin mojar
los asfaltos de mi existir;
colgado sigo de ti,
concepto desazón
con cierto lugar
para la duda.
Muertos del ayer:
¡ya basta!
¡parad con vuestros disfraces
de cuervos invencibles!
No hay derrota en esta tarde,
no hay batalla,
tan sólo un feo telón de fondo
y cucharadas soperas
bien cargadas de nada.


lunes, 9 de enero de 2012

Bocados de realidad



Obra de Edward Hopper

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Vuelvo a mis bocados de realidad,
a verte las piernas e imaginar
un paraíso clandestino,
al juego de sudar
los males del aburrimiento.
Bocados de realidad,
juego de velas en interior
con fondo de tango argentino
y espejos animados;
la bohemia se me cae de los bolsillos
cada día, cada instante,
en los ratos apropiados
de escribir en bonitas libretas
junto a cucharillas del café.
Bocados medicinales,
bocados soleados y serenos
o nocturnos
o insanos,
momentos que me salvan de sufrir
las aristas afiladas
de mis propios fantasmas.

*****

                                                   A Joaquín.

Zapatos que se gastan,
lunas como soles,
niñatas en la mesa
que te tocan los bemoles.

Buenas compañías,
estudios del deseo,
novias de escalera
que hace tiempo que no veo.
 
Extraños desacuerdos,
putones, guiris, rastas,
mi amiga la del pub
con alguien gafapastas.
 
Calles con botellas,
buitres leonados,
besos de personas
mirando hacia otro lado.
 
(La exquisitez modelada de noche
o cómo desaprender de los errores...)

*****


Te quiero amor
que vuelas por las nubes
de la amistad.
Te quiero por lo que me das,
necesito toda la energía
con la que llenas a la gente
tan vital para mi existir.
Amo cuando me regalas
el pulso acelerado de los besos,
las pestañas,
la súbita emoción,
el calor.
¿Por qué agradecer?
Porque sin vos no hay realidad
ni vida ni mundo,
sólo la sombra
de tus nadas y las mías
caminando hacia la muerte.


miércoles, 4 de enero de 2012

Invernal



Obra de Alexander Calame


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Pasó la temporada del letargo
en árboles y calles,
y la historia comienza nuevamente.
El invierno vuelve a mí,
mi invierno...
Se hace cálido en mis manos
a sabiendas del amor
que le profeso.
Ya no está en Béjar,
ya no se esconde tras el cristal
de mis cafés juveniles
ni en el aroma de tu cuerpo,
no,
ahora me habla de procesos
tan longevos como la eternidad,
de distancias que se agrandan
en cuestiones materiales
pero desaparecen con las gentes,
del recuerdo,
la lírica y la locura,
el estudio de uno mismo,
el estado de las cosas...




¡Vuela, ganso!
¡El refugio bajo el viejo puente
se quedó pequeño para ti!
Es la travesía por un nuevo celaje
lo que te está esperando.
Olvida las viejas plumas
caídas hace rato,
procura alzarte y deja
las cuevas de la comodidad
para otros,
desata los nudos
que anclan tus patas
a raíces de dolor,
a cadenas de pasado...
Y no mires hacia abajo,
pues el miedo depredador
mantiene abierta sus fauces
para todos,
sin excepción.



Apoyado en la pared diviso
las edades de mi vida
sin preocupaciones materiales
en todos vosotros
con vuestras muecas de payaso.
Retrotraéis en este instante
la propia perspectiva
a la que me someto,
y adherido al compromiso
decido que no quiero
estar dentro de esta enorme,
gran familia de pasajeros
poseedores de ojos
que nunca están abiertos.



A esta hora soy un gato,
un gato treinteañero,
y bolas de pelo existencial
brotan de mi boca
en la madrugada
quitándome el sueño
cual montones de marañas
adheridas a los abismos,
finas capas de desencuentro
que no terminan nunca.