martes, 29 de noviembre de 2011

Solo


Pintura de Luis Eduardo Aute




A veces, volver sobre lo pasado,
es como tensar una cuerda,
y si nos dejamos llevar
por la añoranza o por el odio
la estiramos tanto que, cede,
se rompe y, entonces,
caemos en un lodazal,
donde reaparecen cientos de rostros
recubiertos de légamo.

                                                        Sergio Gadea Escudero


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Solo,
como la voz en suspenso
de los grandes cantantes.
Solo,
cosido a la traición
de mis sábanas vacías.
Solo,
explota la testa
por el no fluir
de las palabras.
Solo sin ti,
sólo conmigo
venciendo los fantasmas...

*****

Camino por el centro
cabizbajo en tonos altos
entre carteles de Jeff Buckley,
y pienso mucho,
pienso en pensar,
pienso...
Que le falta un hervor
al guión de mi vida
en construcción,
que debo corazonear más,
maquinar menos
y pintar por fin
los soles secuestrados
tras cada pieza triste
de piano.

*****

Así parases
los azules días de este Noviembre
para besarme,
podríamos inventar el precipicio
por donde acabar tirándonos
a un simbólico mar
justo antes de seguir discutiendo
acerca del valor y la ética,
el sentimiento o el poder,
olvidando para siempre
que todo es imposible.

*****

Desde la lejanía
el azul y rojo de los crápulas
apenas se advierten,
se van perdiendo en la oscuridad
de un mal camino.
Ahora no están cerca ya,
los días van volcando sobre ellos
puñados de sentido hasta apagar
los ecos de otro hombre
perdido en la evasión.

*****

Lejos tan lejos
de las noches y sus nadas,
lejos de los afectos casuales
condenados a restar.
Lejos tan lejos
de las ruinas,
los tormentos,
las miserias y los muertos
de mi cándida embriaguez.
Lejos tan lejos
inexacto pero firme,
conducido por mis alas
de renovarse o palmar.

miércoles, 23 de noviembre de 2011

Somnis





Pintura de Luis Eduardo Aute

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Somnis nuestros,
piezas en tu cabeza
volando por los subsuelos
del porvenir.
Somnis desaparecidos
a base de soportar tempestades
provocadas por aleteos de mariposas
adictas a la rutina,
carnes de cañón tan expuestas
a sonrisas que no existen,
a rencores y sórdidos encuentros,
mala esquina que doblamos
en la ciudad del amor.

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Varias noches más
de fantasear con tus tejados
mientras me sirves
un menú de exquisitas palabras
y puedes ir cogiendo el carbón
para dibujarme dentro.

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Y mis gestos han cambiado,
queridas flores multicolor,
al son de estos procesos de control
a los que me someto en pie de paz.
Y mis oídos están mas prestos,
mis hermosas criaturas de jardín,
a convertirse en almohada o en diván
donde poder llorar sin lágrimas,

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La edad del desencanto
se asienta sobre nuestra generación
estéril de esquemas nuevos.
Caminando por la vida
como tortugas,
cargamos con lo nuestro
ávidos de reinventarnos,
sin encontrar más solución
que gozar de los placeres,
el amor, los pitillos,
pues el mañana no existe
en este aire envenenado
de palabras de serrín,
de repartos sin repartir,
de maletas por deshacer,
de dientes que rechinan
y mares de injustas lágrimas
que nadie ha sabido parar a tiempo.

**************

Como montañas nevadas al fondo
es esta sensación tan olvidada
de ser yo mismo,
de reconocer mi serenidad,
la paz que siempre estuvo ahí,
distraída;
montañas nevadas azules y blancas
en armonía y quietud
como señales para volver a mi hogar
es este vivir en el momento,
con los amores que me rodean
expresando su gratitud
por mis silencios.
Y llega ahora,
final de hojas secas
preparado para inundar las cimas
de más y más nieve,
de renovación,
de invierno,
de vuelos otra vez...

*************

Quién puede conocer
el lugar donde fuiste a parar,
joven alma altruista
llena de errores e ilusión...
Te doy mis palabras con la clara intención
de agradecerte tu legado dentro de mí;
sé que fuiste un soñador,
un rebelado,
el genio de la lámpara al que le tocó lidiar
con normas incomprensibles
y un mundo que no te pertenecía,
que sigue sin pertenecer
a cada uno de los espíritus frágiles
que deambulan desorientados
entre tanto alquitrán.
Ambos buscamos la respuesta
en vasos de medianoche,
elegimos el camino equivocado
con suertes dispares:
yo, aún ando el camino;
tú, me verás desde otros ojos...
Siempre fuiste nadie para todos,
tu ser no era más
que un número dos familiar
mas ahora al fin conozco tu cara,
oveja descarriada,
señor del miedo,
y no te olvido.

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Cada vez me acompañan más piezas,
cada dolor se vuelve más pequeño,
cada respuesta aparece ante mí
como un animal dulce y sigiloso
que en el fondo me quiere.


Ganso del Invierno

domingo, 20 de noviembre de 2011

Aniversario



Damas y caballeros:

Quiero dedicaros esta entrada a todos los que seguís mi trayectoria literaria, 
con vuestro apoyo me llenáis el corazón.

Seguid pasando. Seguid viendo. 
 Seguid invitados.
¡¡¡Muchísimas gracias a todos!!!

Ganso del Invierno

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Selección de inéditos



Donde antes había unas setas
ahora se oye la verdad,
apabullante,
brotando de voces nuevas
jóvenes, adultas, seniles,
con poco que ver entre todos
pero una mirada puesta en fijo:
somos más,
somos la verdad,
juntos tenemos el poder.


La voz en alto,
la camisa rasgada,
la batalla se prepara
contra los aparatos del capital.
No lo elegimos,
nos fue dado
y ahora podemos quebrantarlo.
Pero sin lucha no hay victoria,
sin armas no se vence...



Y no entiendo el por qué
de mis enredos de ida y vuelta contigo
a sabiendas de que vives
en el país de la indiferencia.



Me costará dejar los bares,
me costará muchísimo...
Porque soy estudiante de Sociología nocturna,
de paisajes de neón de aquí y de allá,
de vida al otro lado 
de la diurna rutina.
Personajes y personas 
comulgan juntos en lo absurdo,
ebrias de alcohol,
carentes y disidentes,
con sonrisas de improviso
y cenizas en el corazón.



Saray y su café,
pequeño vuelo fugaz
hacia territorios inexplorados
del saber interior.
De tus manos a mi cielo,
de las lenguas al deseo,
voy buscando descifrar
con grandes dosis de paciencia
tu aliento lírico escondido.



Sangre.
Soy esclavo de tu cuerpo,
de tus caricias desaliñadas
una mañana de incienso y resaca,
tras la fuente derramada
de tu flor a mi boca,
tras la necesidad de abrirla
y que escurrieras tu alma dentro de mi,
ávida de cariño imperecedero.
La necesidad de estar dentro de ti
sólo se compara al ansia
por llevarte a cualquier húmedo rincón
y que el público nos aplauda
mientras nos calentamos.
Mis manos reptan tras el vuelo de tu falda
deseando llegar a ese lugar húmedo al que llaman casa,
triángulo del que pende toda esa lava incandescente
y que tanto arde cuando tienes la dicha
de derramarla por mi pecho.
(Aaron Blanco/Ganso del Invierno)



Si el amor que tanto busco,
extraño,
invento,
no fuese un producto más
en el tiovivo de mi mente,
tu serías
sin dudar
la primera en disfrutarlo.



Enganchado y desertor
del amor que me profesas,
sigues siendo para mí
ese pequeño espejo en el que ver
mis dudas y mis sombras,
las debilidades del que se sabe
ciego de sí mismo,
huido de objetivos,
presto a recaer...



Yo antes tenía un futuro,
unos sueños,
una alegría comedida.
Yo luego tuve un caos,
un desorden,
historias sin resolver.
Yo ahora tengo un enfado,
una pena,
una senda que perdí...



Me estoy haciendo viejo,
un viejo triste y desvalido
de veintinueve años,
anclado en sus manías mentales,
esclavo del terror,
con el miedo a vivir
vistiendo mi sombra
cuando ando por la calle.
He cambiado la copa por la tecla,
recogí los frutos de un pasado
y no he querido sembrar más...



Tranquilo, no vas a morir,
la vida te quiere, sabes?
Los pájaros también pueden
estar en reposo sobre una rama
o aguardar con nerviosismo
el crecer del nuevo follaje.




Necesito que me abracen
para siempre,
limpiarme a través
de todas las lágrimas
que existen,
escucharte a ti,
pequeño o gran corazón,
saber donde estás,
ponerte en mis manos
y salir de esta armadura
de una vez para siempre.
Siento frío,
¿dónde está mi calor?
¿quién me lo ha robado?...
No quiero seguir hablando,
tan sólo que me besen,
que me arropen sin condiciones,
sentirme querido...



He perdido la capacidad de esperar.
¡Quiero inmediatez,
quiero que me quieran!
Podría ser muy cruel contigo,
soltarte todos tus defectos a la cara
de una vez,
expandir tus ataques de inseguridad
por todo tu cuerpo,
ése que a efectos prácticos
no he podido disfrutar.
¿Qué somos?
Nada.
Y es lógico,
nuestros días se reducen
a la mínima expresión,
a jarras de vino caliente
y besos apasionados.
No hay amor,
no somos más que una onda
en el lago de la causalidad.
Al menos espero ser
un buen recuerdo
en tu lista de seres
no sexuales,
de personas que te rascaron
un poquito el corazón.
No nos conocemos,
sólo sabes de mis besos,
mis abrazos,
mi calor…
En fin,
no seremos los enamorados
en ningún cuadro de Friedrich
así que no te preocupes por el epilogo:
no tiene utilidad real.



Este sábado he aprendido a dar
el mayor número de besos
y mordiscos,
de abrazos que pueden llegar
a asfixiar,
de amor,
al fin y al cabo,
sin necesidad
de entrar en nadie.



Central, salada camarera;
Eureka, escenario oculto que embriaga.
Soleado y literal, Condal callado.
Ochenta y cuatro chileno.
Corral cultureta.
Maltés esnifado.
Sonoro a la orilla de los tres bohemios
Y Platea.



Tarde de sombrilleo,
preverano de dos amigos
buscadores de conchas.
Copas al atardecer y nubes,
tus ojos se han cerrado
a la luz del ordenador.
Y yo te acuno,
pensando en mis historias,
con las neuras del querer
a flor de piel
en una noche templada entre nosotros,
sin el fuego de otros tiempos...



























miércoles, 9 de noviembre de 2011

Árabe


No me tachéis de inconsecuente porque mi corazón
haya sido apresado por una voz que canta;
hay que estar serio unas veces y otras dejarse emocionar:
como la madera, de la que sale lo mismo
el arco del guerrero que el laúd del cantor.
   
Ibrahim Ben Utman.
(Siglo XII)
 
 
**************************

Árabe,
como nuestra memoria.
Árabe,
Rioja joven
para mentes cansadas
de tanto pensar
bajo el techo lunar granadino,
para pequeñas almas
necesitadas de abrazarse;
arropados por mantas
y mantras,
soñamos con amores propios
siendo extraños
de otros tiempos y pasajes
ebrios de locura,
manteniendo la esperanza
de volver a la vida
sin vacíos ni duelos
que te dejen bajo mínimos,
de hallar la pasión
de un cuento árabe
en éste que es ahora
el descuento del mundo.



Esta mañana me disfrazo
de andalusí errante
y paseo por los cafetines
de regusto zirí
y techos musicales.
Cielo nuboso,
bebo el agua que baja de las serranías
sin acueducto.
Laberinto de calles,
extraño silencio se percibe
aun con sonidos,
luce el frío y no el Sol
por el entramado
de esquinas superpuestas
y los arrabales.
Camino monte arriba
como un viejo sultán
borracho de belleza y vino
abandonado por los harenes
en busca de una mora
lejana en el horizonte,
difusa en el corazón.
 
 
 
A orillas del Darro 
contemplo el torrente de hielo
bajando por el pedregal
llevándose tu pena de amor.
¡Oh bella dama sin rumbo,
no temas nada de estas noches!
Moriscos andarán pronto
a tu vera cortejándote
ante la posibilidad de recoger
el enorme tesoro
que aquél despreció.



Vuelves a mí
y la voz se torna aguda,
mis pasos avanzan inseguros
y sombras empiezan a burlar
mis medidas de seguridad.
Regresas sin aviso
para acompañarme invisible
al olor de las teteras,
y me obligas a admitir
que aún sigues
dentro de mis recuerdos,
de mis dudas,
con tus gafas de Lennon,
a mi lado
por estas callejuelas milenarias...

 
Tome aquí su foto”
debería haber escrito
alguno de estos jóvenes artesanos
del cuero
con habla criolla;
lo típico es utópico en este lugar
de cipreses como picos
de ave enojada.
Charlas de perro y Sol,
¿de qué si no?
Chicas morenas vestidas de esmeralda
seducen al viandante
tras retales que brillan...
Y entretanto pienso
que casi me quedo,
que en esta ocasión
ha faltado muy poco
para pedirles por favor
que me recuerden
cómo se construyen
los sueños.


 
Regreso a San Nicolás
sin aliento,
devorando nazaríes
y rojas almenas
mientras recuerdo aquella tarde
de besos sin ganas
y horas por cumplir,
pasos adelante y atrás
de aquella danza ridícula
con música de rock and gol
a la que nos prestamos.