lunes, 24 de enero de 2011

Do de despecho


"Las consecuencias son inevitables, tuyo es sólo lo que no tiene dueño."
                                                                
                                                                                                               E.Bunbury


Un click te ha bastado
para enviar los pocos momentos
a la basura del olvido.
Que fácil ha sido, ¿verdad?
Al fin y al cabo,
los viajes furtivos los hace el que sueña
y no la mente clara y lúcida
de la que presumes.
A estas alturas debes preguntarte 
que clase de acosador soy,
después de ponerte entre la espada y la pared
al demandarte un simple abrazo...
Quizás tienes razón,
puede que no sean así las cosas en este juego,
pero es lo que se siente
y contra eso no hay dios que valga.
Yo te sentí,
tu a mí permite que lo dude.
Grandes dosis de cafeína vas a necesitar
para abrirte y no perderte media vida,
pues por muchos versos que pienses,
el verso de tu alma está tiritando
de no implicarse lo suficiente.
Cansado de esperar nada,
mi corazón se despide del tuyo...



Conciencia del desacierto
en mitad de esta tarde gris,
una más del invierno infinito.
Mi suerte se mira en el espejo de la culpa.
Maldita ramera, Quique, otra más!
Que asco de dudas y de heladas!
Extraño me he sentido en tu cama,
mendigo de tus atenciones
por aquellas calles del atardecer
teniendo que hacer llorar a mis impulsos
para que no se me quejaran tus miedos.
Puede que tengas que quedar bien,
como en cualquiera de los shows 
que interpretas por los cafés de lo social,
pero conmigo
ni media palabra y te rendiste,
como quien anda ávida de libertad...
Pues toda tuya, Vampiressa,
tu ombligo al fin
puede respirar tranquilo.
Ganso del Invierno


martes, 18 de enero de 2011

Stand-by

Foto: Saray Pavón Márquez



"Y ahora tendré que salir a buscarte..."
                                  Quique González, "Kamikazes enamorados"


---------------- *** ----------------



Dos tazas de café en el fregadero
como únicos testigos de lo que pasó
observo al abrir los ojos del atardecer.
Recuerdo el frío que me dejaste en el cuerpo
cuando bajaste por el ascensor,
mientras yo te gritaba al mirarte
que no quería separarme,
que no quería verte ir a esa ciudad con mar
tan pronto, sin tiempo a nada...
Se eternizaron tus ojos en mí,
los mismos que hasta hacía horas
sólo eran fantasías de audiovisuales,
se gastaron nuestros labios de comer
besos grandes y pequeños.




Ternura es tu nombre
en las palabras que preceden nuestro sexo.
Ternura sin más ni menos,
a raudales por la cama,
buenamente estrecha para la ocasión.
Me siento un furtivo de tus muerdos,
un fanático de tu sensualidad
sin otra razón para vivir
que apretarte muy fuerte.
Ternura.
Te advierto peluche a mi tacto,
frágil muñequita avergonzada
de empujes repentinos
que deseas y ocultas a la vez
dentro del oleaje bravío de mis mareas...
...Ternura.




Extraño el no hacer del tiempo
enfrascado en tarros impotentes
que no te ven llegar.
Paciencia, compañera,
¿en qué asuntos andas?
No me traje el sol del rompeolas,
más bien una extraña nube
diciéndome al oído que tardarás en suceder,
que tendremos que seguir en paralelo
hasta una nueva señal
de este sino azaroso y juez
que una noche me aferró por dentro
y otro día me enturbió de ti.




Que traición, ILUSIÓN,
haciéndome creer que el amor es un instante
y el deseo, cosa de dos...




No puedo dormir.
Mis vecinos de cuarto siguen follando.
El último cigarro ha vuelto a hacer mella.
Llegaron besos desde el mar.
Leo con temblor en el párpado
tu poema de masturbación,
y tengo que pensarte.
Traigo recuerdos de luces en la noche,
de caricias en el pelo en habitaciones-cárcel,
viéndonos pasar las horas a contrarreloj.
Arremetí contra tu olor,
penetré la intimidad de tu espacio
y he acabado echando de menos tu timidez.

No puedo dormir.
Mis vecinos ya no follan.
Las esperas se eternizan...




Procede entonces
a embargarme el corazón y lo sensible,
pues no tengo más anhelo en estas horas
que seguir de cerca tus sueños,
proteger a oscuras tu alma,
recorrer a ciegas tu luz...