Obra de Jareck Puczel
Domingo
a la tarde
y
mis ojos aún no han comido.
Los
niños gritan y juegan
al
balón mirando de reojo
a
sus millonarios favoritos
sobre
el césped.
Los
hijos de la moda
se
mueven en manada,
van
a fiestas y guateques
a
las que olvidé acudir.
Una
chica abraza por igual
a
la taza,
al
cigarro,
abstraída
en lugares propios.
Parejas
caminan a tres centímetros
sobre
el suelo,
otros
cotejan sus quehaceres
de
olvidados.
Es
domingo por la tarde
y
nada ha cambiado,
el
pueblo sigue girando
sobre
sí mismo...