miércoles, 8 de febrero de 2012

Carta a Eddy (Gótico II)


A Edgar Allan Poe.


Estuve unos instantes con las alas quietas,
perdido en laberintos del 'no sé, quizá, tal vez...'
sobre una nube de esas como de acuarela
me hacia esas respuestas que no se deben hacer.

                          L.E.A.


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Hileras de largos fresnos crecen
muy lejos ya de tu lago,
de la negrura pantanosa
que poseía cada latido.
Eddy,
pequeño disidente,
la tormenta siempre regresaba
del modo más cruel,
al igual que a tu cuervo
le da ahora por aparecer
en el terror de mi lecho
para abrazar los temblores
de mi sangre.
¿Por qué?
¿Qué hice para merecer
esta ola de lejanías?
¡Dejadlo de una vez,
malditas sombras!
¡No oséis encarcelar
mis alas de cera!
Cuéntame, Eddy,
¿hacia dónde mi vida?
¿desde qué faro observar mis pasos?
¿qué hacer cuando el enemigo
te atenaza la vida entera
y la felicidad te es infiel
con aquel mundo que no quisiste ver?

*****

A fuego bailan grises nubes
anticipando oscuras lluvias
sobre la ciudad del destierro.
Las gaviotas de Brighton
se brindan a las terapias del mar
porque no me olvidan,
no les llega a sus orillas
ser tan sombrío como el que fui.

*****

A lo largo y ancho
de este vasto territorio
crecen y decrecen
las grúas de nuevo brote.
Arquitecturas que no alojan nada aún,
presentan ahora efluvios
de un esquema soterrado,
buenas intenciones saludan
aún con hipocresía
al público desesperado
que se encierra en mí.
La pregunta es hasta cuando,
la cuestión es responder sin niebla
mirando al trasluz
de estos cuadros clínicos,
la esperanza es jugar un rato
y hacer el amor con la vida
mientras espera la guadaña.

*****

En la plaza de los perros
la vida me ladra impaciente
como cada mañana,
se muestra tibia y ajena
en sus compases paralelos
al margen de tristes y reflexivos
despreciados por el Sol.
Como cada mañana
percibo un pájaro negro que musita
las dichas que no me tocan,
solo,
viene y pasa,
y siempre deja su semilla
muy al fondo de mi alma
para que no pueda olvidar
los pecados de mi niñez
ni los pozos sin sellar.


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