Obra de Leonid Afremov
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Confieso
que no entiendo
las
manillas del reloj,
que
no sé vivir
más
que de una manera,
que
el silencio todavía
me
guarda rencor.
Confieso
que soy máscara,
juez
y parte,
escudo
tras escudo
cuando
hablamos de sufrir,
que
me muero por tener
algo
contigo
pero
lo juzgo imposible,
que
el secreto está en la acción
pero
no sé reaccionar.
Confieso
que apegarme a un nosotros
aborta
mi propio embrión,
que
la ciudad se va hundiendo
y
amenaza con pasarme
su
rodillo de hastío,
que
ya conozco la mentira
de
abrazar tus aromas.
Confieso
el miedo
y
el tormento,
la
risa y la evasión,
confieso
que me encanta
observar,
escuchar, seducir,
el
papel de principiante
en
ciencias del valor.
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Espesa
se expresa
la
sinfonía de este domingo,
inerte
lluvia sin mojar
los
asfaltos de mi existir;
colgado
sigo de ti,
concepto
desazón
con
cierto lugar
para
la duda.
Muertos
del ayer:
¡ya
basta!
¡parad
con vuestros disfraces
de
cuervos invencibles!
No
hay derrota en esta tarde,
no
hay batalla,
tan
sólo un feo telón de fondo
y
cucharadas soperas
bien
cargadas de nada.
Importante confesarse con uno mismo, y con los demás...
ResponderEliminarYa no es domingo...
El cuadro es preciosoooooo preciosooooo.bss
Q curioso..escribí algo parecido..lo voy a buscar y te lo mando, pa que veas que no miento:)
ResponderEliminarParece que al final los astros tienen alguna "influencia"
Zaida.
Lo encontré!
ResponderEliminarConfieso qué no sé amar al modo humanista,
Confieso que amo cuando odio y odio si amo,
Confieso que a veces mi alma se vacía y otra muchas se inunda,
Confieso que soy capaz de matar y de devolver la vida en un instante,
Confieso que tengo miedo a morir y a vivir sin ti,
Confieso que estoy loca y que no conozco a nadie más cuerdo,
Confieso que la vida tiene sentido para mí, pero yo no lo tengo para ella.
Confieso lo inconfesable.
ajjajaja, q fuerte ehhh