Obra de Alexander Calame
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Pasó
la temporada del letargo
en
árboles y calles,
y
la historia comienza nuevamente.
El
invierno vuelve a mí,
mi
invierno...
Se
hace cálido en mis manos
a
sabiendas del amor
que
le profeso.
Ya
no está en Béjar,
ya
no se esconde tras el cristal
de
mis cafés juveniles
ni
en el aroma de tu cuerpo,
no,
ahora
me habla de procesos
tan
longevos como la eternidad,
de
distancias que se agrandan
en
cuestiones materiales
pero
desaparecen con las gentes,
del
recuerdo,
la
lírica y la locura,
el
estudio de uno mismo,
el
estado de las cosas...
¡Vuela,
ganso!
¡El
refugio bajo el viejo puente
se
quedó pequeño para ti!
Es
la travesía por un nuevo celaje
lo
que te está esperando.
Olvida
las viejas plumas
caídas
hace rato,
procura
alzarte y deja
las
cuevas de la comodidad
para
otros,
desata
los nudos
que
anclan tus patas
a
raíces de dolor,
a
cadenas de pasado...
Y
no mires hacia abajo,
pues
el miedo depredador
mantiene
abierta sus fauces
para
todos,
sin
excepción.
Apoyado
en la pared diviso
las
edades de mi vida
sin
preocupaciones materiales
en
todos vosotros
con
vuestras muecas de payaso.
Retrotraéis
en este instante
la
propia perspectiva
a
la que me someto,
y
adherido al compromiso
decido
que no quiero
estar
dentro de esta enorme,
gran
familia de pasajeros
poseedores
de ojos
que
nunca están abiertos.
A
esta hora soy un gato,
un
gato treinteañero,
y
bolas de pelo existencial
brotan
de mi boca
en
la madrugada
quitándome
el sueño
cual
montones de marañas
adheridas
a los abismos,
finas
capas de desencuentro
que
no terminan nunca.
Feliz cumpleaños, vuela ganso! mil besoss
ResponderEliminarGanso!!!Felicidades por tus 30 estupendos años y por estas letras magníficas que brotan de ellos! Se te ve un ligero cambio a positivo que me encanta!! Muchos besitos!
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