domingo, 18 de diciembre de 2011

Arte


Jardín de Ninfeas, Claude Monet


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Entre el vivir y el soñar hay una tercera cosa. Adivínala.
A.Machado
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Entre la vida y el sueño
me cito con el arte,
con las formas y texturas
como sombra en proyección...
Expansión!
Rastros de pintura
decoran mis atuendos
salpicados a su vez
por la intriga visual;
días de gira-soles
cubren mi habitación
de ánimo tan necesitado,
mis pinceles se enamoran
de los dedos de pianista
y comienza la fusión:
el romance sobre tela
en escala de color,
el trazado de recuerdos
que regresan a mejor,
el concepto,
la expresión...
La lluvia sobre mis manos
hecha arte,
hecha acción.

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Tierras en las huella
de tus cabellos,
naranjas en la estancia
alumbrando tus delirios,
verdes de los bosques
en densa calma,
azules difuminados
y luces frías de alta montaña,
amarillos de verano
que no han nacido todavía,
rojos sensuales corriendo
por tu espalda,
blancos, grises,
malvas...
Y el negro celestial,
sosegado,
en armonía,
cara y cruz de mi camino
en la ruta natural.

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Y ahora soy Friedrich en Greifswald.
Y ahora soy Rodin rodeado de modelos.
Y siento el fluir de mis ideas
en exposición permanente.
Soy,
al cabo,
el genio multicolor
que siempre he deseado,
el aprendiz incansable
en el camino del elogio,
la virtud hecha
pincel y pluma,
caricia y obra,
amor a la creación.

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