jueves, 29 de diciembre de 2011

Liquidito (Eros II)



A Munch y su erotismo oculto.

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Liquidito,
y las líneas de mi cuerpo
se vectorizan por ti,
hinchazón bajo la ropa
en el momento de pedir
la copa de marras.
Liquidito.
Tu mano me conduce
al secreto que ocultas
bajo un ardor imposible,
me abstraes del entorno
con tus mordiscos
incontenibles,
extensivos...
Liquidito.
¿Notas como sabe?
¿Sabes ya del aleteo?
¿Sientes la urgencia
de estos animales
del liquido esclavos?
Mi ser completo desea
abrir la veda contigo,
reconocer de nuevo
el gusto salado del amor
en camas que huelan
a sexo líquido,
a savias...
A vidas.




Sangre y semen,
fluidos de la vida
te hacían consciente
de mi entrega
en aquella noche de velas
que se agitaban cada vez
que me encadenabas brutalmente
a tu cuerpo.
Sangre
sin prisa y sin demora
sobre tu corto vestido;
gotas de semen morboso
surcando la travesía
de tus adentros,
decididos a transcribir
la lectura del amor
que nunca dejamos
de inhalar.




Pudo llover en la azotea,
pero no hubo caso.
El imán de tus piernas
no pudo en la pelea
con la encerrona de mis dudas,
pesaban tanto
nuestras veinticuatro horas
juntos...
Y la lujuria se rozaba
con tus manos atrevidas,
y yo sin poder persuadirme
de mí mismo,
me perdí en la noche equivocada.
No pudo llover
aun imaginándonos
en nuestro sofá,
en tu cama,
sobre la encimera
o contra el balcón.
No llovió,
no escuché la sucesión de orgasmos
que prometías,
no estuve a la altura de tus deseos
y allí se quedaron,
postrados en la cama del olvido.




¿De qué sirve,
soledad,
el erotismo cuando
no hay con quién compartirlo?
Las manos no responden,
pues no existen ya más excitantes
que los que tu marcas.
No es triste esta noche
sino todas las que me he perdido,
todas las que no llegan
porque dejaron de existir.
Si me calcé los zapatos
de ave de la estepa
no fue sino para alejar de mí
aquellas camas sin futuro ni entrega
donde tan sólo llovía
y nada más...
No es posible el arrepentimiento
cuando por propia voluntad
se deja escapar la ocasión
del calor fugaz,
de la nada;
desde las profundidades
se me dicta esta aridez
de noches azules
donde la ausencia crece en mí
como diente de leche
que promete desaparecer
en algún momento .




Dulce luna
a la hora de las brujas
un verano cualquiera.
Tú asomándote al balcón
de mis intenciones
con cara de poker
pero deseosa;
yo con la mirada ebria
borracho por adorar
tu cuerpo.
Un concierto
da paso a unos labios,
tu sonido insistente
hace volar mis manos
por encima de tus piernas
tan doradas al sol,
y ahora veo cumplida
la promesa de hace rato
y quiero llevarte al jardín
para endulzar la oscuridad
de sabores nuevos,
desatar entera tu pasión
y derramar las ansias contenidas
de ambos...
Pero el alcohol nos traiciona
en los prolegómenos del combate
y no podrá ser,
el sueño se esfuma
y la cama nos espera despierta
para acogernos dormidos.


2 comentarios:

  1. Como siempre me dejas atónita!!
    Sigue escribiendo de este modo y muchos más caerán rendidos a los pies de cada uno de los versos que con sutileza emergen de tus pensamientos más íntimos...
    Te quiere mucho,Myriam!!

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  2. Guauuuuuuuu!!!!!!!!! bonito erotismo, para vivirlo, para escribirlo, para recordarlo, para añorarlo....para todo...

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